La revista inglesa Journal of Chinese Medicine, la más conocida y prestigiosa publicación occidental especializada en medicina china en general y acupuntura en especial, publicó en su edición número 70 (octubre 2002) un artículo sobre los Tefilín, llamados "filacterias" en castellano, (ver abajo descripción y explicación de los Tefilín), en la cual afirma que los puntos donde los Tefilín tocan la cabeza, el brazo y la mano, son exactamente los mismos puntos utilizados en el procedimiento de acupuntura para aclarar la mente y darle paz espiritual al paciente.
Si algún incrédulo, a quien le suena esto a cuento chino, desea leer información más detallada al respecto, para poder llegar a sus propias conclusiones, puede visitar la página web:
http://www.drstevenschram.com/tefillin.pdf
Sobre los tefilín.-
Los Tefilín son dos cajas de cuero negro que contienen ciertos textos bíblicos. Los judíos, desde la edad de los 13 años, cuando llegan a su mayoría religiosa, tienen la obligación de ponérselas durante el diario rezo matutino, excepto los sábados y los días de festivales religiosos, cumpliendo así con un ritual religioso cuyo objeto es elevar el espíritu.
El tefilín que va en la cabeza se coloca en la frente, entre los dos ojos, sostenido por una correa circular de cuero negro, amarrada con un nudo, con las dos puntas colgando sobre los hombros.
El otro tefilín va cerca al corazón, en el brazo izquierdo, (excepto los zurdos, que lo colocan en el brazo derecho), sostenido por una correa de cuero que se enrolla alrededor del brazo con siete vueltas entre el codo y la muñeca. Los sefarditas enrollan la correa en la dirección de las agujas del reloj, mientras que los ashkenasitas lo hacen en dirección opuesta. Lo que sobra de la correa se enrolla sobre la mano y el dedo medio para formar las letras shin y dalet, término cabalístico que significa Dios Todopoderoso.
http://enfoque.blog-city.com/mi_enfoque_178_enero_18_2007.htm
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David Miller [no es su verdadero nombre], una persona observante de los preceptos religiosos judios, estaba en el aeropuerto Logan (en Boston) alistándose para abordar su vuelo.
Se dirigía a Los Ángeles en un importante viaje de negocios y estaba obligado a tomar este temprano vuelo ya que muchos de sus asuntos de negocios dependían de ello.
Abordó el avión, observó que las puertas se cerraban, y tomó asiento. De repente, recordó que había dejado sus tefilín o filacterias (las cajas rituales con correas usadas por los hombres judíos en sus oraciones) en la sala de abordaje de la terminal.
De manera cortés, preguntó a la azafata si podía regresar y recuperar sus tefilín, que se hallaban en un asiento a pocos pasos de la puerta. Ella le dijo que una vez que las puertas del avión se cerraban, nadie podía bajar de él. Sin aceptar esto, él preguntó si podría hablar con el piloto para que le diera un permiso especial. Seguramente él comprendería. El comandante de la nave no accedió. Simplemente le confirmó la política de la aerolínea.
David no estaba dispuesto a perder el cumplimiento de su preciada mitzvá (precepto), ni permitir que sus valiosos y sagrados tefilín se perdieran tan fácilmente, por lo cual, sin saber qué más podía hacer, empezó a gritar con toda la fuerza de sus pulmones: '¡Voy a perder mis tefilín !'. La tripulación le pidió que se calmara, pero él se rehusó a dejar de hacer el escándalo… un verdadero disturbio.
Finalmente, estaba haciendo tanto alboroto y había provocado tal tumulto que la tripulación del avión le dijo que podía descender de la nave, simplemente porque ya era una verdadera molestia.
De hecho, aunque sólo le hubiera tomado alrededor de 90 segundos salir de la nave, tomar sus tefilín y correr de regreso, ellos no iban a esperar por él. No importaba. David no pensaba perder sus tefilín, incluso si ello le causaba grandes inconvenientes o le acarreaba pérdidas en sus negocios.
Así, David salió del avión, para nunca volver a abordarlo.
Este vuelo era el United 175… el segundo avión que se impactó contra el World Trade Center de Nueva York el 11 de septiembre de 2001. La devoción de David por esta mitzvá salvó su vida.
Sin embargo, las consecuencias de las acciones de David no terminaron ahí. Al principio, los terroristas querían chocar contra ambas torres al mismo tiempo, para maximizar la explosiva matanza. Después se supo que, debido al alboroto que David causó, el avión retrasó su despegue, provocando la diferencia de 18 minutos entre cada impacto de los aviones contra las dos torres gemelas.
Este retrasó permitió que miles de otras personas escaparan con vida de los dos edificios. Literalmente millares de vidas, si no que es que docenas de millares, fueron salvadas debido a que un judío no abandonó sus amados tefilín.
Esta historia está documentada en 'Even in the Darkest Moments', por Zeev Breier.
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