miércoles, 2 de abril de 2008

Voces genuinas para el conflicto en el campo

A la memoria de los héroes de Malvinas .

Gracias a merlin de larveando.
http://foro.larveando.com.ar/viewtopic.php?f=2&t=3942#p19069

COMUNICADOS DEL MOCASE VC Y EL MCC.
Publicamos a continuación dos comunicados de prensa emanados desde el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), respecto de la situación en el campo, contextualizando las medidas de fuerza de la Sociedad Rural y la Federación Agraria: en primer lugar el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE Vía Campesina) y luego el Movimiento Campesino de Córdoba (MCC):

1º - MOCASE VÍA CAMPESINA:

Algunas memorias ante las protestas del ‘campo argentino’


1- Nosotros, miembros de comunidades indígenas, campesinas y campesinos organizados en territorios, hacemos memoria de que la Tierra es un bien aún lleno de vida diversa, donde la humanidad y los pueblos quieren desarrollar los sentidos de la existencia.


2- Las grandes corporaciones de las cadenas agroindustriales vienen imponiendo a los pueblos y países un modelo de producción alimentaria cuyo único objetivo es la rentabilidad y concentración de la riquezas en pocas manos con la complicidad activa de gobiernos, empresarios y, en el caso del ‘paro del campo’, de los miembros de las cuatro entidades agropecuarias de Argentina.

3- El doble discurso de los dirigentes de la FAA, los ha llevado a un callejón sin salida. Sus prácticas reproducen el modelo de saqueo y contaminación tanto de la tierra, los territorios, como así también de su mentirosa pretensión de representar las luchas más genuinas de los movimientos campesinos en Argentina.

4- Este modelo neoliberal, de saqueo y contaminación, reproducen nuevas formas de colonización y genocidio. ¿Qué hicieron estas entidades cuando en la etapa menemista del neoliberalismo más salvaje desaparecían más de 200 unidades familiares de producción agraria?

5- ¿Qué han hecho y hacen esas entidades agropecuarias ante los asesinatos, cárceles, persecuciones, torturas y enfrentamiento con paramilitares y topadoras que sufren hoy miles y miles de familias de pueblos originarios y campesinos?

6- Dicen hacer el paro por el No a las retenciones y No a la desaparición de los pequeños y medianos productores, pero algunos empresarios y productores que han contratado matones para desalojar pequeños y medianos productores son miembros de esas entidades.

7- Rescatamos algo positivo de este paro de las entidades agropecuarias y sus miembros: se sacaron la careta de luchadores por un modelo de país digno, justo y para todos. Mostraron su verdadero rostro: creen que el país es para unos pocos que obedecen los dictámenes de las grandes corporaciones transnacionales de la alimentación.

8- Estamos en algo de acuerdo: el dinero de todos los impuestos tendría que estar controlado por todos, porque todas y todos pagamos impuestos en la Argentina, no solo los productores y empresarios del campo. Proponemos mecanismos de participación directa tanto de cómo producir riqueza como de la distribución de la misma.

9- Como un primer paso de acuerdos y consensos proponemos que el extra de las retenciones sirva para que no desaparezcan los pequeños y medianos productores, artesanos, artistas, deportistas, etc. Que esos fondos preparen el proyecto de una Reforma Agraria Integral con Soberanía Alimentaria. Estaticemos las exportaciones, que no queden más en manos de las grandes corporaciones transnacionales.

10- Con Vía Campesina decimos que la respuesta a la crisis global del precio de los alimentos: La Agricultura Familiar Sostenible puede alimentar el mundo. Los alimentos no pueden ser objeto de ganancias ilimitadas. La Biodiversidad es una riqueza de los pueblos.

11- Las organizaciones de campesinos, miembros de Vía Campesina, declaran que todos los acuerdos de libre intercambio tanto bilaterales como bi-regionales, llámense Tratados de libre comercio, Acuerdos de libre comercio o Acuerdos de partenariado económico, comparten la misma naturaleza. Estos acuerdos suponen un saqueo de los bienes naturales y sólo benefician a las empresas multinacionales, en detrimento del conjunto de los pueblos del mundo y el medio ambiente.

Secretaría de Comunicación del MOCASE VC

2º - COMUNICADO DEL MCC

A propósito del paro agropecuario


La negación del campo profundo y la ciudad marginada

Los piquetes del desconcierto hablan de campesinos de 4×4, pequeños productores de 300 hectareas de soja y de un campo que no es campo.

Los cortes de ruta diseminados por toda la geografía provincial de la última semana, donde grandes máquinas y algunos hombres intentan poner a consideración pública una supuesta situación de injusticia ante las medidas tomadas desde el gobierno nacional, dan cuenta de la hipocresía profesada a la hora de hablar del campo, de nuestro campo.


Las organizaciones ruralistas (FAA, CRA, CARTEZ, SRA) de Córdoba se paran desde una posición de representació n del sector rural hasta con la intención de llegar a un juego maniqueo en la dualidad campo-ciudad. Ellos hablan de un campo de trabajo, de esfuerzo, de productividad, de alimento, que vendría a sustentar el consumismo urbano centrado en el usufructo de los servicios y del confort. Ahora bien, en ese análisis, que es precismamente el que ha generado la discusión en los medios de comunicación, se está negando la verdadera y profunda realidad de la situación actual: la del campo profundo y, si se quiere, de la ciudad marginada.


Mientras estas organizaciones reclaman no más que el dinero que les pemitiría continuar con la renovación de los modelos de sus camionetas año tras año y seguir sumando propiedades inmobiliarias en la Ciudad, el campo profundo y la ciudad marginada se debaten su supervivencia.

El campo profundo

Las organizaciones campesinas del la provincia de Córdoba nucleadas en el Movimiento Campesino, venimos reclamando desde hace ya más de ocho años medidas políticas profundas que impidan de una vez y para siempre la extinción del campo. Y aquí hablar de campo es hablar de vida rural, no de negociados rurales.

Empezando por la problemática de la tenencia de la tierra, que precisamente no se soluciona con medidas económicas de retenciones o de recurso para la compra o la venta, sino con el reconocimiento ancestral de la tenencia de la tierra en manos de quien la trabaja. Cuando hablamos de un campesino que comienza su jornada antes que el sol para mantener su producción de alimentos que después de injustas intermediaciones termina en el plato del habitante confortable de la ciudad o del sojero, que precisamente no consume milanesas de soja, o incluso del marginado de la ciudad, hablamos de otra economía, de otra vida que hasta el día de hoy, solo se a digando a luchar para sobrevivir.

Nuestra historia como Movimiento ya vivió piquetes, ya vivió reclamos variados, ya vivió movilizaciones y las seguirá viviendo porque las injusticias a las que estamos sometidos no se solucionan con un paro ni con miles. La posibilidad de que cada familia parada sobre esta tierra pueda acceder a situaciones de igualdad, en armonía con otras familias y con el ambiente del cual somos un elemento más, nos habla de un largo camino a recorrer, que en su debido momento puede optar por los mismos métodos de quienes hoy reclaman engordar aún más sus bolsillos.

El campo profundo, nuestro campo profundo, no el de los que hoy están bajo un toldo mientras sus grandes maquinarias atraviesan el asfalto, ha demostrado que a pesar de las nefastas condiciones estructurales de producción y comercialización, tiene capacidad para abastecer a la provincia de los cabritos de fin de año, de los terneros que se engordan en los feed lots propiedad de los piqueteros oligarcas, de la miel orgánica que corrió la soja de la pampa y tantas otras cosas más. También a demostrado que a pesar de poder movilizarse cada tanto, no abandonará la lucha hasta lograr repoblar el campo en pos de una sociedad más justa, repoblar ese campo que los sojeros convirtieron en desierto con el amparo del sistema económico que rige en nuestro país desde hace tanto tiempo.

El campo profundo reclama tierra. Reclama que esa tierra que es nuestra, sea reconocida por quienes tienen el poder, precisamente como nuestra, como el La Rinconada, La Envidia, Cañada Larga y El Medanito, por citar algunos casos.

El campo profundo reclama que no se destruya más nuestro medio ambiente. Reclama ese medio ambiente donde desarrollamos nuestra vida y que permitirá que nuestros hijos, los hijos de la ciudad y los hijos de los sojeros puedan seguir viviendo.

El campo profundo reclama agua. Reclama esa agua que es nuestra y no tenemos, para poder producir, para que esa agua no se transforme en el petróleo del futuro en manos de Roggio y Suez.

La ciudad marginada

¿Qué se dice de la ciudad marginada por estos días? ¿Por qué no se dice que los piqueteros fashion son responsables de haber depositado miles de campesinos en los bolsones de la pobreza urbana? ¿Por qué no se dice que el sistema judicial actual actúa en sintonía?

Sin duda, no hay políticas para frenar el éxodo hacia las ciudades. Y eso no depende de las retenciones. Que el campo se muera no depende del aumento o la disminución de las retenciones. Depende de un modelo de provincia y de país. La FAA no dice por estos días que sus afiliados, con la complicidad del sistema político y jurídico de la provincia, desaloja campesinos en los departamentos del norte, como en el caso de Doña Ramona Bustamante. Campesinos que indefectiblemante terminarán sobreviviendo en la ciudad marginada, a base de bolsones y planes sociales que se pagan con las retenciones.

La ciudad marginada también esta compuesta por miles de trabajadores rurales que, sojización mediante, quedaron desempleados. ¿De qué economía regional habla la Sociedad Rural de Jesús María? Allí en esa ciudad, imperio ideológico de la expansión de la frontera agropecuaria en el norte del país, desaparecieron los pequeños productores y no precisamente por obra de las retenciones, sino por obra de sus propio plan corporativo de concentración de la tierra. No olvidemos que esa Sociedad aplaudía con furia el plan económico de Videla y Martinez de Hoz. En esa misma ciudad hoy, muchas familias están en pie de guerra por ver a sus hijos intoxicarse todas las semanas con los agrotóxicos que los sojeros lanzan sobre sus vecinos, y hasta sobre sí mismos, en un claro ejemplo de barbarie.

En resumidas cuentas, si la ciudad marginada tuviera que reclamar por la utilización del dinero que hoy hay en el país las rutas se cortarían los 365 días del año y en vez de cosechadoras, en el asfalto habría bicicletas como en el 2001.

El principio de la negación

En definitiva las sociedades ruralistas pretenden llevar este juego de reclamos y discursos a un duelo entre el gobierno y ellos, intentando poner al ‘común de la gente’ de su lado y con esa intención niegan la existencia del verdadero reclamo que debe emerger desde la sociedad.

En ese juego la FAA se atribuye la representación de los pequeños productores. Entonces, si un productor de 300 hectáreas de soja es pequeño, ¿qué tipo de productor es aquel que tiene 30 cabras o un sembradío colectivo de ajos y cebolla? Es más, ese mismo eje de análisis nos lleva cometer errores conceptuales que también son el sustento discursivo de este paro. Los pequeños productores de la FAA no producen alimentos en beneficio del pueblo, producen forrajes para la especulación en el mercado externo. Nuestro campo negado en este paro no piensa en el comercio exterior, por eso está lejos de discutir retenciones. Si la patriada ruralista fuera tal no tendría problemas con las retenciones porque produciría para nuestro mercado interno; mercado interno que hoy se caracteriza por las góndolas vacías y los tomates a 10 pesos el kilo.

De igual manera, como se entiende que la FAA que se atribuye la representació n del pequeño productor y se sitúa en el rol de la víctima más víctima de este cruel gobierno, genera alianzas largamente sostenidas en el tiempo con la oligarquía terratiente de la Sociedad Rural. A ver, despacio … alguién que se insinúa rebelde y contestario, que hasta nos habla de reforma agraria, se sienta hoy a planificar piquetes con la oligarquia golpista …

Al margen de este y de todos los paros y acciones que realice la alianza sojera, que por una lado despotrica contra el gobierno y por el otro le pide planes, programas y cargos, es necesario que se replantee una discusión más profunda sobre el campo y las ciudades. Y justamente, que en esa discusión lo negado y lo marginado, también sean de la partida.

Norte y Noroeste de Córdoba, 20 de marzo de 2008
Movimiento Campesino de Córdoba

Biblioteca Popular de San Marcos Sierras
Córdoba - Argentina
émail: labibliotecapopular@yahoo.com.ar
web: http://www.bibliopopusms.blogspot.com
Tel: 03549-496387
Personería Jurídica Nº 034 serie “A”-06

(la fuente, aca.)


Aquí les dejo otra visión del conflicto no muy difundida



REHENES DE MONSANTO
(O COMO BRAMAN LAS CACEROLAS LLENAS DE SOJA DEL OBELISCO, Y NADIE OYE LAS
CACEROLAS SIN TIERRA DE SANTIAGO DEL ESTERO).

Dedicado a la gente del Mocase, y a los expulsados por la soja, la codicia,
la ineptitud de los gobiernos, las topadoras y los plaguicidas.

Por

Dr. Raúl A. Montenegro, Biólogo.
Premio Nóbel Alternativo (Estocolmo, Suecia)
Presidente de FUNAM.
Profesor Titular de Biología Evolutiva en la Universidad Nacional de Córdoba
(Argentina).

Qué duro es sentirse minoría en un país de falsas mayorías. Qué duro es ver que el gobierno nacional y los ruralistas luchan entre sí cuando son cómplices necesarios del país sojero. Qué duro es ver cacerolas relucientes y llenas de soja RR en el asfalto civilizado de Buenos Aires. Que duro es ver las cacerolas renegridas y sin tierra de los campesinos de Santiago del Estero. Que duro es ver a los estudiantes de universidades argentinas con
sus carteles de apoyo a los ruralistas en huelga, como si Monsanto y el Che Guevara pudieran darse la mano. Que duro es recordar que esas cacerolas relucientes, esos estudiantes movilizados y esas familias temerosas del desabastecimiento no salieron a la calle cuando los terratenientes de este siglo XXI expulsaron a familias y pueblos enteros para plantar su soja maldita. Qué duro es ver la furia ruralista al amparo de reyes sojeros como el Grupo Grobocopatel. Qué duro es ver el rostro reseco de Doña Juana
expulsada, de doña Juana sin tierra, de doña Juana con sus muertos bajo la soja. Qué duro es ver que se cortan las rutas para que China y Europa no dejen de tener soja fresca, y para que Monsanto no deje de vender sus semillas y sus agroquímicos. Qué duro es comprobar, con los dientes apretados, y con el corazón desierto y sin bosques, que nadie habló en
nombre de los indígenas expulsados de sus territorios, de sus plantas medicinales, de su cultura y de su tiempo para que la soja y el glifosato sean los nuevos algarrobos y los nuevos duendes del monte. Qué duro es ver con las manos y tocar con los ojos que nadie habló en nombre de los campesinos echados a topadora limpia, a bastonazos y a decisiones judiciales
sin justicia para que ingresen el endosulfán, las promotoras de Basf y las palas mecánicas con aire acondicionado. Qué duro es saber que nadie habló en nombre del suelo destruido por la soja y por el cóctel de plaguicidas. Qué duro es comprobar que muchos productores, gobiernos y ciudadanos no saben que los suelos solo son fabricados por los bosques y ambientes nativos, y nunca por los cultivos industriales. Qué duro es saber que para fabricar 2,5 centímetros de suelo en ambientes templados hacen falta de 700 a 1200 años,
y que la soja los romperá en mucho menos tiempo. Qué duro es recordar que el 80% de los bosques nativos ya fue destrozado, y que funcionarios y productores no ven o no quieren ver que la única forma de tener un país más sustentable es conservar al mismo tiempo superficies equivalentes de ambientes naturales y de cultivos diversificados. Qué duro es observar cómo se extingue el campesino que convivía con el monte, y cómo lo reemplaza una gran empresa agrícola que empieza irónicamente sus actividades destruyendo
ese monte. Qué duro es ver que el monocultivo de la soja refleja el monocultivo de cerebros, la ineptitud de los funcionarios públicos y el silencio de la gente buena. Qué duro es saber que miles de Argentinos están expuestos a las bajas dosis de plaguicidas, y que miles de personas enferman y mueren para que China y Europa puedan alimentar su ganado con soja. Qué duro es saber que las bajas dosis de glifosato, endosulfán, 2,4 D y otros plaguicidas pueden alterar el sistema hormonal de bebés, niños, adolescentes
y adultos, y que no sabemos cuántos de ellos enfermaron y murieron por culpa de las bajas dosis porque el estado no hace estudios epidemiológicos. Qué duro es saber que los bosques y ambientes nativos se desmoronan, que las cuencas hídricas donde se fabrica el agua son invadidas por cultivos, y que Argentina está exportando su genocidio sojero a la Amazonia Boliviana. Qué duro es comprobar que las cacerolas relucientes son más fáciles de sacar que
las topadoras y el monocultivo. Qué duro es comprobar que en nombre de las exportaciones se violan todos los días, impunemente, los derechos de generaciones de Argentinos que todavía no nacieron. Qué duro es ver las imágenes por televisión, los piquetes y las cacerolas mientras las almas sin tierra de los campesinos y los indígenas no tienen imágenes, ni piquetes, ni cacerolas que los defiendan. Qué duro es comprobar que estas reflexiones escritas a medianoche solo circularán en la casi clandestinidad mientras
Monsanto gira sus divisas a Estados Unidos, mientras las topadoras desmontan miles de hectáreas en nuestro chaco semiárido para que rápidamente tengamos 19 millones de hectáreas plantadas con soja, y mientras miles de niños argentinos duermen sin saber que su sangre tiene plaguicidas, y que su país alguna vez tuvo bosques que fabricaban suelo y conservaban agua. Muy cerca de ellos las cacerolas abolladas vuelven a la cocina.

Dr. Raul A. Montenegro, Biologo
Presidente de FUNAM
Premio Nobel Alternativo 2004 (RLA-Estocolmo, Suecia).
Profesor Titular de Biologia Evolutiva,
Universidad Nacional de Cordoba (Argentina)

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FUNAM is an NGO created in 1982.
FUNAM has consultative status at ECOSOC and CSD (United Nations, New York).
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