LA MITZVÁ QUE SALVARÍA EL PLANETA: POR QUÉ LOS JUDÍOS DEBERÍAN CONSIDERAR AL VEGETARIANISMO
Por Daniel Brook
(originalmente en inglés y traducido gentilmente por Mabel Kaplan)
El Judaísmo tiene que ser una práctica espiritual y social diaria, no simplemente ritualizada, si tiene que ser significativa para los judíos y relevante para los demás. Más allá de ser espiritual, somos llamados para elevarnos y para hacer del mundo un lugar mejor para nosotros, nuestras familias, nuestras comunidades y los demás.
En ¿Por qué ser judío?el Rabino David J. Wolpe escribe que “El Judaísmo enfatiza las buenas obras porque no hay nada más que las pueda reemplazar. El amar la justicia y la decencia, el odiar la crueldad y el tener sed de justicia, esa es la esencia de la misión humana.” La misión del ser humano, por lo tanto, es el de ser un mensch: una persona buena, amable y compasiva.
Una de las maneras de seguir nuestra rica tradición mientras ponemos nuestros ideales más elevados en la práctica diaria es el de elegir el vegetarianismo. En las palabras del Rabino Fred Scherlinder Dobb: “Considero al vegetarianismo como una mitzvah” – un deber sagrado y una buena obra.
Maimónides postuló trece principios de la fe judía, mientras que el Rabino Moses Cordonero escribió sobre Los trece Atributos Divinos. A continuación están los trece deberes categóricos que sugieren el porqué los judíos debieran considerar seriamente al vegetarianismo y luego cambiar en esa dirección:
Rectitud y caridad
Aunque sea difícil con frecuencia, todos tenemos el poder de romper los hábitos malos y la búsqueda del alma por mejores estilos de vida. El ser vegetariano determina un camino de rectitud durante toda la vida. Las personas rectas consideran y protegen las vidas de los animales (Proverbios 12:10). De acuerdo a Albert Einstein, si la gente aspira hacia una vida de rectitud, su “primer acto es el de abstenerse de herir a los animales.” Un tzadik, o persona justa, se mantiene en la más alta reputación debido a sus actos justos.
La Torá y el Talmud están colmados de historias de personas recompensadas por su bondad hacia los animales y castigadas por su indiferencia y crueldad hacia ellos. En la Torá, Jacob, Moisés y David fueron todos pastores que cuidaron a los animales. Moisés es específicamente alabado por la manera en que mostró compasión hacia un cordero, como también hacia las personas. Rebeca fue aceptada como esposa para Isaac porque ella mostró preocupación por los animales, al ofrecer agua a camellos sedientos además de la persona sedienta que pidió por ella. Noé es considerado justo por proteger las vidas de muchos animales en el Arca.
Por el contrario, dos cazadores mencionados en la Torá, Nimrod y Esaú, están representados como villanos. Más aún, de acuerdo a la leyenda, el Rabino Ieuda HaNasi (el Príncipe) , compilador y editor de la Mishná, fue castigado con años de sufrimiento por su insensibilidad ante el temor de un ternero en su camino al matadero (Talmud, Bava Mezia 85a).
De su comentario de la Torá, las palabras textuales del Rabino Moises Cassuto: “Se les permite usar a los animales y emplearlos para la labor, tener dominio sobre ellos para poder utilizar sus servicios para su subsistencia, pero no deben rebajar sus vidas ni sacrificarlos por comida. Su dieta natural es el vegetarianismo.” Por cierto, todas las promesas de subsistencia y comida para los israelitas en la Torá es vegetariana: viñas y huertos, trigo y cebada, higos y granadas, uvas y dátiles, frutas y semillas, nueces y heveas, aceitunas y pan, leche (de almendras o cabras) y miel. Incluso el maná, “como la semilla del coriandro” (números 11:7), fue vegano. Por el contrario, cuando los israelitas en el desierto del Sinaí exigen y consumen carne y pescado, muchos sufren y mueren en una plaga y son enterrados en las Tumbas de la Lujuria.
El Judaísmo enfatiza la importancia de la tzedaká, que seamos buenos, ayudemos a los pobres y débiles y compartamos nuestra comida con los hambrientos. Sin embargo, unas tres cuartas partes de los cultivos más importantes en los EEUU tales como maíz, trigo, soja, avena y alfalfa son destinados a alimentar a miles de millones de animales destinados a ser sacrificados por carne, mientras millones de personas en todo el mundo mueren de hambre y sus crueles consecuencias cada año. Esto es una shanda (desgracia) evitable en el mundo.
En el Talmud, el Rabino Assi afirma: “Tzedaká es equivalente a todos los demás preceptos religiosos juntos.” (Baba Batra 9a). El camino del tzadik (persona justa) es el camino de chesed (bondad y amor), la compasión, caridad, y la rectitud para todos los seres vivos. El vegetarianismo es la forma más importante de tzedaká, diariamente que puede beneficiar tanto al dador como al receptor.
Tikkun Olam
Mientras que el Judaísmo enseña que tenemos que ser shomrei adamah (guardianes de la tierra), socios en tikkun olam (reparacion del mundo), recreando, preservando y curando al mundo (Talmud, Shabat 10 a) – la producción masiva de carne contribuye sustancialmente a la emisión de gases de efecto invernadero y al calentamiento global (lo que el Rabino Arthur Waskow llama “abrasador global”, y lo que las Naciones Unidas dice es: “el desafío más grave que está enfrentando la raza humana”). La producción de carne también contribuye a la contaminación del aire y el agua; el uso excesivo de tóxicos y combustibles fósiles; la deforestación y la destrucción de selvas tropicales, arrecifes de corales, manglares y otros hábitats; erosión del suelo, desertificación; extinción de especies, pérdida de biodiversidad y otras variadas formas de degradación global del medio ambiente. Entre otras cosas, necesitamos restablecer y reforzar los mayim chayim de la Tierra – sus aguas vivas.
“El apetito humano por la carne es, “de acuerdo a los editores de la revista medioambiental con enfoque científico World Watch (julio/agosto 2004), “una fuerza impulsora que conduce prácticamente a cada una de las categorías de daños ambientales que ahora amenazan el futuro del hombre – la deforestación, la erosión, la escasez de agua dulce, la contaminación del aire y el agua, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la injusticia social, la desestabilización de las comunidades y la diseminación de enfermedades.”
Según las palabras de Isaac Bashevis Singer, el gran escritor en Yiddish y ganador del Premio Nobel de Literatura: “Esta es mi protesta contra la conducta del mundo. El ser vegetariano es oponerse – oponerse al proceder de las cosas hoy. La inanición, el hambre mundial, la crueldad, las guerras – debemos declararnos en contra de estas cosas. El vegetarianismo es mi declaración y creo que es fuerte.”
Conservación de Recursos
El Judaísmo enseña bal tashchit ( no desperdiciar recursos), basado en Deuteronomio 20:19-20), que no deberíamos derrochar ni destruir innecesariamente nada de valor (en otras palabras, comprometerse en la conservación), y que no deberíamos usar más de lo necesario para cumplir un propósito (priorizar la eficiencia). Sin embargo, en oposición a estos valores judíos, la producción de carne requiere del despilfarro de la tierra, la capa superficial de la tierra, el agua, combustibles fósiles y otras formas de energía, mano de obra, cereales y otros recursos vitales, además de las sustancias tóxicas, antibióticos y hormonas. Por ejemplo, puede necesitar aproximadamente setenta-ochenta calorías de combustible fósil no renovable por cada caloría de proteína obtenida de la carne de una granja industrial, pero sólo dos calorías de combustible fósil para producir una caloría de proteína de la soja. Miles de litros de agua dulce son desperdiciados simplemente para producir una libra (454 gramos) de carne.
“Este es el camino de las personas piadosas y elevadas”, escrito en el s.XIII por el Rabino Aaron HaLevi de Barcelona. “Ellos no derrocharán ni siquiera una semilla de mostaza, y ellos se entristecen ante cada ruina y deterioro que vean y si ellos pueden salvar, ellos salvarán cualquier cosa de la destrucción con todo su poder.” La industria de la carne es excepcionalmente derrochadora, ineficiente, costosa y destructiva, mientras que abundan mejores alternativas, fácilmente obtenibles y más saludables para los consumidores, trabajadores, animales y nuestro medio ambiente.
Salud y seguridad
La salud y la protección de la vida están enfatizadas repetidamente e incluso priorizadas en las enseñanzas judías. Mientras que el Judaísmo enseña que deberíamos ser muy cuidadosos respecto a sh’mirat haguf (preservando nuestros cuerpos y salud), y picuaj nefesh (protegiendo nuestras vidas a casi cualquier costo), numerosos estudios científicos han vinculado las dietas basadas en carne directamente con enfermedades cardíacas y ataques cardíacos (la primera causa de muerte en los Estados Unidos), varias formas de cáncer (la segunda causa de muerte), apoplejías (tercera causa de muerte), alta presión sanguínea, obesidad, diabetes, osteoporosis, asma, arteroesclerosis, aneurisma, artritis reumatoidea, impotencia, endometriosis, cálculo biliar, gota, mal de Alzheimer y otras dolencias. Alrededor de las dos terceras partes de las enfermedades en los Estados Unidos están relacionadas con la dieta y los vegetarianos están mucho menos afectados. Nótese que incluso los médicos que consumen carne casi siempre recomiendan comer menos carne, mientras apoyan el consumo de más fruta fresca, vegetales, legumbres y cereales integrales para una salud mejor.
Además, ya que más de la mitad de todos los antibióticos en los Estados Unidos son administrados al ganado (más enormes cantidades de sustancias tóxicas, esteroides, hormonas y otras drogas), las bacterias resistentes están aumentando a un índice alarmante, creando supervirus como el SARM (Staphylococcus aureus resistente a la meticilina), que mata a decenas de miles de personas por año solamente en los Estados Unidos. Y no se olvide de la enfermedad de la vaca loca, la gripe aviaria, fiebre aftosa, E. coli, salmonella y envenenamiento de alimentos. “Si no existiera la industria aviaria”, concluye Neal Barnard, MD., “no habría epidemias de gripe aviaria.” Y si no existiera la industria vacuna, no habría brotes masivos de E. coli.
Se ha descubierto que la carne envasada es inyectada con monóxido de carbono para conservarle el color rojo, incluso estando rancia. El pescado contiene a menudo mercurio, arsénico, plomo, cadmio y los tóxicos POP, incluyendo el PCB (Policloruro de bifenilo), DDT (diclorodifeniltricloroetano) y la dioxina que no pueden extraerse del pescado y que se bioacumula en los organismos de los consumidores.
Compasión
Según escribió el Rabino Joseph Albo del s.XV: “En la matanza de animales, hay crueldad.” Siglos antes, Maimónides, rabino y médico escribió que “No hay diferencia entre el dolor de los humanos y el dolor de otros animales.” Es así de simple. La compasión no es un concepto nuevo, sin embargo tiene que renovarse continuamente. Los Sabios del Talmud (Beitia 32b) comentan que “los judíos son rajmanin b’nei rajmanin (compasivos hijos de ancestros compasivos), y el que no es compasivo realmente no puede ser un descendiente de nuestro padre Abraham.”
Mientras que el Judaísmo prohibe tsa’ar ba’alei jayim (infligir sufrimiento innecesario a los animales), y alienta a la gente a ser compasivos, la mayoría de los animales de granja que incluyen a los certificados como orgánicos o “criados en ambiente natural”, como también la mayoría de los animales criados para los consumidores kosher y halál son criados en granjas factorías donde ellos sufren en lugares hacinados, confinados y crueles y con frecuencia son arrastrados, mutilados, quemados, torturados y se les niega aire fresco, agua, luz solar, ejercicio y cualquier disfrute de la vida, sea en Shabat como en cualquier otro día, antes de ser sacrificados en lineas de desarme.
“El ser compasivo hacia la vida animal no es sólo una cuestión de ser responsable por la vida animal,” escribe el Rabino David Rosen, ex Jefe rabínico de Irlanda, “lo que hemos dejado en claro en la Torá, expuesto por nuestros sabios, pero es una cuestión de imbuirnos con la correcta clase de valores. Si somos insensibles hacia la vida del animal, entonces nos insensibilizamos como seres humanos. Y por lo tanto, un verdadero ser humano sensible, compasivo hacia otros seres humanos, debería ser compasivo hacia los animales.” Y como dijo el Rabino Rami Shapiro: “El vegetarianismo no es simplemente un alimentación ideal. Es una práctica diseñada para aumentar su capacidad de compasión.” Por cierto, el Rabino Shlomo Riskin, el Jefe rabínico de Efrat en Israel, declara que “las leyes dietarias tienen el propósito de enseñarnos la compasión y nos conducen gentilmente de regreso al vegetarianismo.”
De la misma manera que fuimos extraños en Egipto y liberados de nuestra esclavitud, los animales necesitan ser liberados de su estrecho confinamiento de la esclavitud, sufrimiento, torturas y la muerte prematura para poder alimentar a todo el mundo con el espíritu de la compasión, el amor, la vida y la liberación. Los animales no debieran tener que sufrir y morir por nuestro placer egoísta. Conforme con la ética del Judaísmo, el vegetarianismo ofrece compasión, respeta al extraño, reduce el sufrimiento y salva vidas todos los días.
Nuevamente, Albert Einstein ofrece su sabiduría: “Nuestra misión deber la de liberarnos ampliando nuestro círculo de compasión para abrazar a todas las criaturas vivientes y a toda la naturaleza.” El vegetarianismo es una manera fácil y efectiva de poner los más elevados de uno en acción, practicando la compasión con cada comida, de ese modo, reduciendo el dolor, el sufrimiento y la muerte de aquellos que no pueden hablar ni defenderse.
Expiación
Trece representa el número de los rasgos de compasión atribuidos a YHVH (HaShem) como narra el pacto con Moisés que es recitado en Yom Kippur, el Día de la Expiación, que es el día más sagrado en el calendario judío. Este día, entre otras cosas, es tradicional ayunar y abstenerse de usar zapatos de cuero, ya que tenemos que ser tan puros como sea posible mientras pedimos perdón y misericordia. Durante el ayuno en Yom Kippur, sin embargo, leemos al Profeta Isaías, quien nos recuerda que el verdadero propósito de nuestro ayuno debería ser el de sensibilizarnos hacia las necesidades de los hambrientos y oprimidos, para que trabajemos para terminar con la opresión y “compartir tu pan con el hambriento” (Isaías 58:6-7). Sin embargo, negamos el pan a los hambrientos alimentando tanto cereal a los animales que son sacrificados y consumidos como carne. No podemos redimirnos mientras continuamos involucrándonos en el comportamiento por el cual queremos redimirnos.
Otros animales no debieran sufrir ni morir por nuestra alimentación y vestido. “Las criaturas vivientes poseen un alma y una cierta superioridad espiritual”, escribe el gran comentarista del s. XIII Nachmanides: “los cuales en este aspecto se asemejan a los que poseen intelecto, y ellos tienen el poder de afectar su propio bienestar y su alimento y se escapan del dolor y la muerte.” Si somos sinceros en la búsqueda por la expiación, no podemos querer para nosotros lo que no le daríamos a otros. La expiación a través de la teshuvá (cambio o arrepentimiento) puede ser una manera para que regresemos a quiénes somos realmente y quiénes queremos ser. Si queremos expiarnos sinceramente y tenemos compasión por nosotros mismos, y queremos emular la compasión Divina, es imperativo que extendamos la compasión a los demás. El vegetarianismo, y especialmente el veganismo es una forma de alimentación mucho más pura sin violencia, matanza o derramamiento de sangre.
Conocimiento y espiritualidad
El Judaísmo enfatiza la interacción entre el pensamiento y la acción, resaltando el rol vital de kavaná (intención y concentración espiritual) como una precondición para la acción. Esa es una motivación detrás de las bendiciones, de las que no existe ninguna específica para la carne – a diferencia de los cereales, frutas y vegetales. De acuerdo a la tradición judía, el consumir carne estaba permitido con restricciones en la elaboración después del Diluvio de Noé como una concesión temporaria a la debilidad humana de aquellos con una “lujuria por la carne”. También es parte de nuestra enseñanza, del desacuerdo de Hillel con Shamai sobre el encendido de la menorá de Hanuká narrada en el Talmud, que ma’alin bakodesh v’ayn moridim: en los asuntos sagrados debemos aumentar en santidad en lugar de reducirla. Podemos aumentar nuestra santidad haciendo que nuestro consumo sea más santo.
Para aquellos que erróneamente piensan que podría ser una mitzvá el comer carne durante los días santos, es una mitzvá haba’ah al y’dei averirá, una mitzvá que deriva de un pecado; es la fruta de un árbol venenoso, y por lo tanto no es una mitzá en absoluto. Citando la ley judía, el Rabino Adam Frank dice: “El que consume un producto sabiendo que deriva de medios crueles participa de la crueldad.” El Rabino Frank agrega: “El pensamiento moderno, secular permite que las criaturas sensibles sean tratadas como objetos inanimados, pero la tradición judía no … Mi decisión de abstenerse del consumo de productos animales es una expresión de mi adherencia a la ley judía, y expresa mi desaprobación y desdén por las prácticas crueles de la industria.”
Nuestro sabio Rabino Joseph Albo interviene: “Aparte de la crueldad, violencia y la furia de matar animales y el hecho de que enseña a los seres humanos el rasgo malo de derramar sangre por nada; el comer carne incluso de animales selectos generará, sin embargo, un alma malvada e insensible.” Ninguna escritura ni la ciencia ni nuestra larga y orgullosa tradición ordena ni exige a los judíos ni a otros que consuman carne”, justamente lo contrario.
En la historia de nuestra creación, el término nefesh chayah, ser vivo o alma viva, se aplica a las personas y animales. El comer carne puede considerarse un Jilul HaShem una profanación del nombre de Dios, debido a la destrucción de la vida y el espíritu vinculado, mientras que el comer plantas podría ser considerado un Kidush HaShem, una bendición y santificación del nombre de Dios – de la manera que usted conciba Dios – debido a la protección de la salud y la vida de tanto humanos como los animales no humanos. “Cuando usted sacrifica a una criatura”, el autor de yiddish y ganador del Premio Nobel Isaac Bashevis Singer dijo: “usted sacrifica a Dios.”
Nuestros sabios en el Talmud (Chulin 84a) determinaron que “La Torá enseña una lección en la conducta moral, que la gente no comerá carne excepto que tenga ansias especiales por ella … y (luego) sólo la comerá ocasionalmente y escasamente.” El primer jefe rabínico ashkenazi previo al estado de Israel, Rabbi Abraham Isaac Kook, en Una visión del Vegetarianismo y la Paz, consideró rechazar el permiso para algunos de comer una pequeña cantidad de carne como un reproche escondido y una reprimenda implícita.
De acuerdo con el Rabino David Rosen, ex Jefe rabínico de Irlanda, quien es una autoridad en la Halaja (Ley judía), “la carne se ha vuelto halájicamente inaceptable” y el vegetarianismo es ahora un “imperativo halájico”. Como el Rabino Bonnie Koppell afirma: “No hay ninguna duda que el ideal de la Torá sea el vegetarianismo.”
Rabbi Simón bar Iojai se escondió en una cueva con su hijo el Rabino Eleazar por trece años después de ser condenados a muerte por los conquistadores romanos por hablar en su contra, después de la destrucción del Segundo Templo y el asesinato de Rabi Akiva (50-135 E.C.) y muchos de sus discípulos. Ellos sobrevivieron en su cueva, con un árbol de algarroba cercano, un arroyo local, y sus estudios de la Torá. Rabi Shimón enseñó que nuestro mundo y los mundos “más elevados” invisibles están unificados como manifestaciones del Alma Divina, y que el significa de la vida es de reunificar la Creación con la fuente de la Creación.
Además, Maimónides, Rav Kook, y otros Rabinos jerárquicos y eruditos de la Torá, creen que la era mesiánica del Tercer Templo, cuando “el lobo habite con el cordero … y el león coma paja como el buey” (Isaías 11:6-7), los sacrificios en el Templo como también toda otra comida será vegetariana. Los vegetarianos viven más cerca de la era mesiánica por crearla en el presente, mientras que también la aceleran para el mundo. “El vegetarianismo es una respuesta al mundo de hoy”, Rabi Zalman Schachter-Shalomi afirma: “El comer carne, como la poligamia, se adecuan a una época más primitiva de la historia humana.” Mientras que la poligamia es aceptable en la Torá, fue considerada inaceptable hace 1.000 años atrás. De igual modo, la carne será considerada eventualmente inapropiada e inaceptable, por ende relegada a un pasado primitivo- sin embargo nosotros podemos vivir el ideal ahora, creando la paz y la justicia tanto interna como externa.
Como el Rabi Rami Shapiro nos recuerda: “El vegetarianismo es central para la vida sagrada según el Judaísmo lo ha entendido por miles de años.”
Divinidad
El erudito y místico Rabi Moshe Cordonero (1522-1570 EC) escribió un manual sobre ética titulado Los Trece Atributos. Él incluyó ejercicios de meditación incluyendo la visualización del propio cuerpo como el Árbol de la Vida, mientras se concentra en un aspecto particular del Árbol o cuerpo. La industria de la carne es responsable de una tremenda deforestación, talando, quemando y eliminando millones de árboles cada día, destruyendo alrededor de un acre (=0,405 ha.) de selva tropical amazónica cada segundo, por ende también desplazando o matando personas, animales y plantas que viven allí.
La industria de la carne está haciendo picadillo las selvas tropicales, a las que con frecuencia se las refiere como “los pulmones del planeta”, esencialmente convirtiendo este asombroso recurso que sustenta la vida en dióxido de carbono y colesterol, contribuyendo significativamente a enfermar tanto al planeta como a la salud personal. En un milagro continuo del desarrollo evolutivo, según palabras del Rabino Arthur Waskow, nosotros respiramos el oxígeno que los árboles exhalan, mientras que nosotros exhalamos el dióxido de carbono que los árboles inhalan. Nos necesitamos mutuamente y respiramos uno del otro en continua existencia; sin embargo, la producción y el consumo de carne están matando a los árboles de la vida, ignorando tanto a la ciencia como a la Torá.
Una visión espiritual del mundo reconoce el asombroso poder y belleza de la naturaleza, mientras detesta la destrucción y la profanación, abrazando lo que Rabino Abraham Joshua Heschel describió como “asombro radical” en la presencia de lo divino. La industria ganadera es la antítesis de esta visión. Como Rab Adam Frank dice: “La destrucción del medio ambiente causada por la industria agrícola-ganadera, por la cantidad de estiércol producido, la cantidad de desechos cloacales que se vierten en nuestras vías acuíferas y nuestros sistemas está ….dañando nuestro mundo.” Él agrega que esta destrucción del medio ambiente viola “el mandamiento judío de proteger y observar y cuidar la Tierra … Nosotros estamos ignorando cosas que son esenciales y que son críticas al carácter del Judaísmo, con el objeto de satisfacer nuestros deseos y caprichos egoístas.” Es imposible elevarnos completamente si estamos degradando nuestros cuerpos, nuestras mentes, nuestros espíritus y nuestro mundo al derramar la sangre de otros seres.
Paz y justicia
El Judaísmo acentúa repetidamente que siempre debemos buscar y perseguir shalom v’tzedek (paz y justicia) y la degradación moral y la violencia resultan de condiciones injustas. Las dietas centradas en la carne desperdicia valiosos recursos y nos desensibiliza a la violencia. Tales dietas ayudan a perpetuar la pobreza, hambre, destrucción ambiental extensamente y desesperación que conduce al sufrimiento masivo, la inseguridad social, hostilidades étnicas, violencia, genocidio y guerra.
Nuestros sabios notan que las palabras hebreas para pan (lejem) y para guerra (miljama) derivan de la misma raíz y están en consecuencia, relacionadas ya que la escasez de alimento y las instancias de guerra están correlacionadas contribuyendo una con la otra.
Para resolver estos conflictos tan importantes, nos ordenaron “buscar la paz y perseguirla” (Salmo 34:14). Nos ordenaron: “justicia, justicia perseguirás.” (Deuteronomio 16:20), y nos instruyen que “no mataremos (asesinato) (Sexto Mandamiento). Además nos ordenan a “amar la paz, perseguir la paz, amar a todas las criaturas” (Hillel), que “él que mata a un buey es como si matara a una persona” (Isaías 66:3), y que “el que destruye una sola vida es considerado como que haya destruido el mundo entero, y el que salva una sola vida es considerado que ha salvado el mundo entero.” (Sanedrín 4:5)
De acuerdo con el Rab Adam Frank: “El Judaísmo no se declara moralmente superior, en cambio, exige la responsabilidad de las acciones. El Judaísmo comienza a partir de un lugar de preocupación por la justicia y trata de proteger a todos los miembros de la comunidad, tanto locales como globales, de los abusos de poder y privilegio.” La mitzvá del vegetarianismo promueve esta responsabilidad.
Hambre
El hambre es un problema enorme y creciente en los Estados Unidos, Israel y a través de gran parte del mundo. El artículo 25 de la Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas incluye al alimento como un derecho humano. Mientras que millones de personas mueren anualmente por el consumo excesivo, particularmente el consumo de grasas y colesterol, millones de personas excluídas anualmente por enfermedades relacionadas con la pobre alimentación – proveniente de inanición y hambrunas -. Aunque el mundo produce alimento más que suficiente para alimentar a todas las personas en él, la inequidad de la riqueza y el poder, junto con la ineficiencia del uso de la tierra y la distribución de alimentos, crea condiciones que conducen a la escasez, hambre crónico, desnutrición, hambre, degradación ambiental y violencia étnica.
Aproximadamente mil millones de personas pobres sufren crónicamente de hambre, desnutrición y sus efectos debilitantes. Decenas de miles de ellos, niños en su mayor proporción, mueren consecuentemente cada día, alrededor de uno en pocos segundos, mientras que millones de personas acomodadas enferman y mueren de los malos efectos de comer y consumir en exceso, principalmente productos animales. En las palabras de la estrella del rock Chrissie Hynde: “El hambre mundial podría ser atribuido directamente al consumo de carne.”
El hambre mundial no es necesario ni automático, ni inevitable. John Cavanagh y Jerry Mander señalan que “cuando los que tienen dinero para disfrutar las dietas ricas en carne producen que el mercado desvíe los suministros disponibles de cereales de las mesas de las personas que no pueden pagar para alimentar al ganado para suministrar carne a los que sí pueden pagar, ellos contribuyen a la dinámica del hambre.”
El vegetarianismo crea condiciones que son más justas, más eficientes y sostenibles y más saludables, permitiendo por ende que más personas sean alimentadas en lugar de usar la tierra, los cereales, el agua, la mano de obra, la energía y otros recursos para producir ineficiente e inmoralmente comida para alimentar a los animales que luego son sacrificados y consumidos por un número más reducido de personas más acomodadas.
Mantenerse kosher
La práctica del kashrut o el mantenerse kosher es la manera específica de aplicar las enseñanzas judías y los valores judíos para nuestro consumo de comida. Además de ser sustentadora de vida, satisfactoria y con frecuencia alegre, comer es un acto sagrado. Y como el Rab. Pinchas Peli escribe en Torah Today: “Las leyes del kashrut vienen a enseñarnos que la primera preferencia de un judío debería ser la comida vegetariana.” Más aún, el Rab Robert Gordis afirma: “El vegetarianismo ofrece un modo ideal para preservar los valores religiosos y éticos cuyo kashrut fue diseñado para que se concrete en la vida humana.” Por cierto, como el Rab Daniel Jezer dice: “Una forma más elevada de ser kosher es el vegetarianismo.”
El vegetarianismo, como forma de kashrut ecológico, es una manera fácil y efectiva de mantenerse kosher, de ser más sostenible, de ser más sano y de ser más santo. En este sentido, toda la carne es treyf, antikosher e inapropiada para el consumo humano. Rabino Jonathan Sacks, Jefe rabínico de las United Hebrew Congregations del Commonwealth, comentó que “Yo soy vegetariano y permanezco milchik todo el tiempo.” De manera similar, el Rabino Shear Yashuv Cohen, Jefe ashkenazi rabínico de Haifa, Israel, dijo: “Si no comes carne, con seguridad eres kosher, y creo que es lo que nosotros deberíamos decirles a nuestros colegas rabinos.”
Luchando contra el fascismo
Históricamente y desafortunadamente aún en el presente, los judíos han sido blancos comunes de políticas y acciones autoritarias, fascistas y genocidas, cualquiera sean sus nombres y lugares. La ética judía, los valores judíos e incluso el método del Talmud en sí mismo, respeta y protege las opiniones minoritarias y los grupos minoritarios. “Así como los nazis deshumanizaron a los judíos en sus propagandas y en las atrocidades que cometieron,” escribe Jay Levine, M.D., “los apologistas del consumo de carne y la explotación de animales han estereotipado y degradado al reino animal para sus propios propósitos, declarando que los animales están desprovistos de funcionamiento cognitivo e incluso de dolor.”
Es importante notar que “los nazis explícitamente estructuraron su destrucción industrial de los judíos (y otros pueblos) sobre el modelo del sacrificio animal”, según el Rabino Hillel Norry. “Esto no se compara con el sufrimiento de animales y humanos, pero muestra que la manera que tratamos a los animales es similar a la manera que los nazis nos trataron.”
El Rav Sarga Feivel Mendiowitz, decano fundador de la Mesifta Torah VoDaath, se volvió vegetariano después del Holocausto/Shoah, simple pero vehemente declara: “Ya ha habido bastante matanza en el mundo.”
Isaac Bashevis Singer vehementemente declara: “En relación a ellos, todas las personas son nazis; para los animales es un eterno Treblinka.” La industria de la ganadería es una forma crónica y masiva de esclavitud y tortura, mientras que el vegetarianismo es una manera poderosa de oponerse activa pero sin violencia a la diaria y brutal atrocidad de la producción y consumo de carne.
Interés por la comunidad
El interés por la comunidad (Klal Israel), como también la comunidad más mundial extensa (Klal Ha’Olam), es integral para la ética judía y requiere de responsabilidad personal y comunical.
Israel, y el resto del Medio Oriente, está especialmente amenazada por el calentamiento global, como indicó el reporte en 2007 de la Unión por la Defensa del Medio Ambiente de Israel: habrá un aumento en la frecuencia, intensidad y duración de las olas de calor; el número de los días de lluvia se reducirán y las lluvias anuales pueden disminuir hasta el 30 por ciento; un aumento esperado en el Mar Mediterráneo causará importantes inundaciones de áreas bajas y costeras; la flora y fauna de Israel, ya está afectada extensamente por las actividades humanas, son especialmente vulnerables a los efectos de grandes cambios climáticos; y el potencial costo económico a Israel debido a los efectos del calentamiento global ha sido estimado tan alto como de $33 millones de dólares anuales.
De acuerdo al reporte de Friends of the Earth Middle East (Amigos de la Tierra en el Medio Oriente): “Cambio climático: Una nueva amenaza para la seguridad del Medio oriente”, es probable que el cambio climático actúe como “multiplicador de la amenaza” en el Medio Oriente. El reporte agrega que el cambio climático se exacerbará “la escasez de agua y las tensiones por el agua dentro y entre las naciones”.
Más aún, “la escasez de agua y los niveles del mar en aumento podrían conducir a la migración masiva en la región. El malestar económico en toda la región, debido a la disminución de la producción agrícola proveniente de los impactos climáticos sobre los recursos acuíferos, también podría derivar en mayores disturbios políticos … afectando por ende las relaciones internas y fronterizas.”
Conclusiones
El vegetarianismo nos ayuda a preservar y proteger nuestra salud, el medio ambiente, la cultura, la comunidad, la sociedad y el espíritu I’dor vador, de generación en generación. Eclesiastés 3:19, que es atribuido al Rey Salomón, dice: “El destino de los hombres y el destino de los animales, tienen uno y el mismo destino. Como uno muere, así el otro, y todos ellos tienen el mismo espíritu.” Lo que le hacemos a los animales y al medio ambiente, por lo tanto, a la larga nos lo estamos haciendo a nosotros mismos y a nuestras comunidades. Estamos contaminando nuestro propio nido.
Como Leo Baeck, estoy afectado por el “optimismo ético”. Podemos hacerlo mejor.
El Rav Kook, el primer Jefe Rabínico del pre-estado de Israel, escribió maravillosamente “hayashan yitchadesh, v’hechadash yitkadesh, los viejos serán renovados, y los nuevos serán santificados.” Un cambio hacia el vegetarianismo también podría ser un factor de importancia en la rededicación, revitalización y renovación del Judaísmo, ya que demostraría en el futuro que los valores judíos no son sólo relevantes sino esenciales para la vida personal de todos los días, el desarrollo comunal y la supervivencia global.